Dietmar Schönherr era un muy famoso director de programas de televisión que se veían en Austria, donde nació, y en Suiza y Alemania. Entre sus gracias de juventud estuvo haber sido la voz alemana de James Dean en el doblaje de Rebelde sin Causa, Gigante , y Al este del Edén . Después tuvo el papel estelar en la película Lunes de Carnaval , filmada en Alemania. Desde entonces participó en más de cien producciones de cine y televisión, muy bien recordado por su interpretación del comandante McLane en la serie Patrulla Espacial Orión . Fue, además, actor teatral en Salzburgo, Viena y Zurich.
Venían muchos famosos del cine y el espectáculo a Nicaragua en los años ochenta, Richard Gere, bajo la aureola que le había dejado Cotton Club , Julio Pontecorvo, el director de La Batalla de Árgel , Oliver Stone, que había barrido los Oscares con Platoon . Y así un día de comienzos de 1986 apareció en mi casa de Managua Dieter Schönherr.
Se había encontrado el año antes con Ernesto Cardenal en la Feria Internacional del Libro en Frankfurt, y desde entonces Nicaragua apareció en el mapa de su vida, donde se ha quedado para siempre. Llegó aquí muy decidido a utilizar su fama para ayudar a los campesinos de las zonas más alejadas, porque su fama le permitía pedir dinero y ser oído.
Así que su decisión fue la de trasladarse él mismo a un sitio de las montañas del norte donde hubiera más necesidades, para empujar la construcción de escuelas, centros de salud, sistemas de agua potable. El dinero llegaría desde Europa, y él estaría en el lugar de los hechos trabajando con los campesinos para sacarle el mejor provecho.
En medio de la guerra, aquel era un riesgo muy grande y traté de disuadirlo de involucrarse personalmente, pero por supuesto fracasé. Semanas después regresó a contarme la experiencia vivida en el lugar escogido, La Posolera, cerca de Waslala. Se hallaba clavando el techo de una escuela recién levantada, cuando se desató un ataque de la contra, y quedó allá arriba, entre dos fuegos.
Entonces Cardenal lo convenció de cambiar de escenario, y apoyar un proyecto cultural en Granada, que consistía en abrir una casa para que escritores y artistas de todo el mundo vinieran a residir en ella, y la casa se volviera así un centro de atracción internacional. De esta manera fue que nació la Casa de los Tres Mundos. Se compró la antigua casa de Los Leones, entonces en ruinas y de la que sólo quedaba intacto el bellísimo portal colonial, y luego se inició la restauración paciente y metódica, hasta que se consiguió devolverle a la ciudad uno de sus edificios más bellos.
Se adquirieron otras propiedades vecinas, y el complejo cultural alcanza ahora desde la Plaza de los Leones hasta la Plazoleta de San Francisco. Allí funcionan escuelas y talleres de arte para jóvenes, que estudian y se entrenan en música, danza, pintura, escultura, artes gráficas, todo apoyado desde Europa por la Fundación Pan y Arte que Dieter también fundó.
Este año Dietmar cumple ochenta años, y le hemos invitado a venir a Nicaragua para celebrarlo a él, y para celebrar sus aportes a nuestro país y a nuestra cultura. El libro que recoge sus experiencias vividas entre nosotros, se llama Nicaragua, mi amor . Un título que lo dice todo. Y amor, con amor se paga.
Masatepe, mayo 2006
Sergio Ramírez